miércoles, 8 de septiembre de 2010

De repente su cola empezó a darle arcadas: sacó de su boca su extremo opuesto. La serpiente rompió el círculo, el yo.
La pisaron.

3 comentarios:

V a v o dijo...

Franco! exactamente eso pasó, alguna idea de como solucionarlo?

Un gran abrazo.

franco dijo...

Tendremos que ver cómo volver a comernos alguna parte, cómo encontrar algo que pueda ser repetido sin darnos arcadas. Cuando se nos ocurre algo que atenta contra simbolismos milenarios, y no fue porque nos sentamos a pensarlo (por ej, podríamos inventar ahora una historia en la que Pandora se encierra en la caja, o un minutauro que encuentra primero el hilo de Teseo y se pone a tejer, o mil más), cuando algo así "nos asalta", creo que justamente no sabemos cómo solucionarlo... hemos tocado alguna fibra que venía desde muy lejos en el tiempo aquietada..

V a v o dijo...

Cuando se tambalean las nubes sobre las que florecen nuestros ifiernos, a uno le da tanto miedo el frio que hasta se acuerda que tiene cuerpo.

 

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