la muerte tuvo contra mi animal
plena crudeza
dientes que perforan la garganta de la vida
eso
mas el dolor de la resistencia
el tiempo en que el aire
se quería escaso
sin dejar de ofrecer la esperanza
-hueso colocado minuciosamente
a una altura que engaña e impulsa el salto infructuoso-
mostraba movimiento
llevaba adelante una respiración cortada
como si eso fuera suficiente
por los siglos de los siglos
así muere el perro
aliento desangrado
¿para qué tanta violencia
si apenas rozar una mariposa con un dedo
termina igual?
pasarán los días
y la escoba borrará todo rastro de su pelo
recalcando lo definitivo detrás de la higiene cotidiana
el eco de su pata raspando la puerta
la ilusión de su regreso
en la forma que murió asfixiada
memoria y frustración
adornando la pérdida
esa pelota de tenis sobre la mesa
la marca eterna
del egoísmo que alguna vez se la negó