domingo, 29 de agosto de 2010

Por eso el Cristo no caminó sobre las aguas acompañado. El riesgo de que uno de los dos se hundiera era demasiado temible.
a veces pienso que el techo
se extiende hasta mis pies
cuando en realidad
el techo cayó sobre mi cabeza

hoy es al revés

mi sonrisa
no procesa el derrmube
que fue

que duele

sábado, 28 de agosto de 2010

En los restos de una noche de fiesta en casa asoma un mensaje, un llamado claro a la interpretación, de la mano del vidrio, que, como toda mano, se quiebra. Este recorte de la fotografía pregunta, ¿vaso mitad lleno o mitad vacío?, y se contesta a sí mismo por la anteposición de la sugerente concavidad, ¡vacío! -dice el de adelante- ¡¡vacío!!
El pesimismo tiene ayudantes con objetivos claros.
caliento los pies en la memoria
para tocar el calor de ayer
porque ayer hacía calor
y hoy tengo la memoria abajo de los pies
y estoy a un paso de aquel día
que me caí

caliento los pies en la memoria
como quien se corta la mano que parecía flor
y parece flor marchita
para ser un jardinero de sí
para darte una flor
para que recuerdes aquel día
que me caí

caliento la memoria
sabiendo que el fuego pide más
que un palito
me caí

caliento la memoria desde el piso
con manos de jardín y una rosa en un palito
porque ayer llovía aunque no lo dijera
y hacía calor en las manos
entonces corté una para sostener la rosa
y dejé otra sana para con un palito
calentar la memoria
porque me caí
Curiosamente, es casi nulo mi uso de adjetivos. ¿Quién los necesita cuando el final habla por sí solo, y la actitud del escritor brota del piso de la abyección que lo mueve a transmitir escenarios oscuros?

Por otra parte...

Cayeron lágrimas de mis ojos y mi pecho cuando lloré mis miserias. Una sola cosa cambió en el mundo, se secaron.

viernes, 27 de agosto de 2010

1
¿Y si te hubiera visto caminando y no fuera sobre el piso?

2
Cuando tardabas dos horas en salir del agua, ¿era para asustarme o para contarle un secreto a un pez?

3
Si pasaras a través de una pared, ¿a quién acaricio?

4
Si la música no tiene tu voz, ¿de quién es la culpa a cada lado del cielo?

5
Me quedé sin aire. Sinceramente, podría notarse un poco más.

6
Entre despedida y despedida, ¿caben dos pájaros y un tiro?

7
Puedo explicar con claridad el futuro, pero con mis palabras, mías, mías. Es explicarte mi idioma o contármela solamente a mí mismo.

8 - Parménides
Cuando ya no seas, ¿el poema será?

9
Mi corazón no esperó. Llegó hasta el esternón, golpeó la piel desde adentro y abrí con la tijera de la abuela para que pasara, para prestarlo. Cuando el hueco estuvo listo, las venas no pudieron estirarse más y me pinté de rojo, de rojo frutilla, sí. Quedó todo a la vista, parecía un suicidio sin querer. En realidad era la sangre la curiosa del sol. ¡Cómo no me avisaron!
pensando con los ojos cómo podría haber sido
si realmente hubiéramos pensado que fuera cuadrada

Un mundo cuadrado,
¿no sería hermoso?

Imagina el horizonte claro, liso,
como una montaña alta
revelando cuatro puntas de lejanía
a la que quisieran -¡y podrían!- llegar.

¿Y si fuera una estrella
con cinco boquitas
que se besen en su centro?

jueves, 26 de agosto de 2010

La cita de Ezra Pound que encabeza un poema de Jorge Teillier, "el caso no ofrece ningún adorno para la diadema de las musas", que me atormentó durante un tiempo por hacerme pensar que mi caso no era ni siquiera el adorno del adorno de nada, ahora reaparece con fuerza. Hoy me desperté con la metáfora en mente de una langosta que salta de la punta de una corona al piso de la abdicación. Resulta que no todo adorno debe permanecer. Resulta que me voy.
Abajo el poema:

Despedida
...el caso no ofrece
ningún adorno para la diadema de las Musas.
Ezra Pound

Me despido de mi mano
que pudo mostrar el paso del rayo
o la quietud de las piedras
bajo las nieves de antaño.

Para que vuelvan a ser bosques y arenas
me despido del papel blanco y de la tinta azul
de donde surgían ríos perezosos,
cerdos en las calles, molinos vacíos.

Me despido de los amigos
en quienes más he confiado:
los conejos y las polillas,
las nubes harapientas del verano,
mi sombra que solía hablarme en voz baja.

Me despido de las virtudes y de las gracias del planeta:
los fracasados, las cajas de música,
los murciélagos que al atardecer se deshojan
de los bosques de casas de madera.

Me despido de los amigos silenciosos
a los que sólo les importa saber
dónde se puede beber algo de vino
y para los cuales todos los días
no son sino un pretexto
para entonar canciones pasadas de moda.

Me despido de una muchacha
que sin preguntarme si la amaba o no la amaba
camino conmigo y se acostó conmigo
cualquiera tarde de esas en que las calles se llenan
de humaredas de hojas quemándose en las acequias.
Me despido de una muchacha
cuya cara suelo ver en sueños
iluminada por la triste mirada de linternas
de trenes que parten bajo la lluvia.

Me despido de la memoria
y me despido de la nostalgia
-la sal y el agua
de mis días sin objeto-

y me despido de estos poemas:
palabras, palabras -un poco de aire
movido por los labios- palabras
para ocultar quizás lo único verdadero:
que respiramos y dejamos de respirar.

Jorge Teillier
(De "El árbol de la memoria" 1961)


Quien confiesa el asesinato que mantenía oculto reclama para sí el derecho a no ser hipócrita. No todos lo tenemos -ni al finado, ni mucho menos al derecho-, y Rimbaud dijo que la época poética que él inauguraba era la de los asesinos, "aquí está el tiempo de los asesinos" decía su iluminación.

martes, 24 de agosto de 2010

"hierve" es un decir

en la eternidad,
no suele repetirse.

jueves, 19 de agosto de 2010

- (...) no dice nada, casi nada, pero sé todo lo que diría si hablara.
Ella se acuerda, ríe mientras llora
(Marguerite Duras)

el misterio que el silencio guarda
bajo su ropa
es tu ropa/ estás

doblemente adentro del misterio

mis palabras entran en tu boca
y salen a mi imaginación

son los diálogos posibles
porque son imaginados
(y en el juego de la libertad
no hay restricciones)

toda la distancia es un río
al que se entra siempre igual
y se sale igual
es donde la metáfora no vale
y es dolor dolor dolor y nada más
y todo así siempre así de bien

quiero tu boca
para no comerme los dedos
para que la ansiedad que hoy trago
deje de caer por mi garganta

ya lo sabías

martes, 17 de agosto de 2010

No. Es que aquella noche no dormías sobre mi brazo sobre la almohada de mi cama, estabas soñando, te veía soñando, te quiero.

jueves, 12 de agosto de 2010

La poesía me pidió una tregua: ella no me obliga a escribirla y yo, a cambio, tengo que atravesar todos tus besos como un fantasma que es a la vez atravesado con la sombra invisible en alto. No es la primera ocasión en la que esto pasa, a veces nos dejamos de lado mutuamente, nos deslizamos cada uno por su prosa y la magia se vuelve al sombrero que, contra todo pronóstico, deviene en estuche de lápices o florero vacío. Es una quinta estación. Otoño, invierno, primavera, verano y rimbaudismo, el que altera el ciclo y viene cuando se le antoja "empuñando sus 17 años", como dijera Juan Gelman. Es un descanso, para todos. Y para los amigos. ¿Qué mejor que saber que ellos se disfrutan en manos de los grandes que prefieren en el tiempo en que podrían estarme dedicando a mí? Pero yo los extraño. El paso que doy al medio del espacio y los empujones que doy con los brazos para estar más cómodo ahí, adentro mío, me impide también leerlos y pierdo de alma cómo están, cómo manosean las emociones que los tocan.
La particularidad de esto es que cuando noto que sin saberlo había perdido la vecindad con el poema, es justo cuando vuelve, como un amor quisquilloso que estuviera esperando justo mi toma de conciencia para saltarme y asaltarme. Creo que volveré.

jueves, 5 de agosto de 2010

-Considerar que podamos tomar decisiones aún sabiendo que acarrean dolor me hace pensar que nuestra vida tiene inevitablemente el carácter conmovedor entre medio de las venas, aunque no sepa cómo echar luz sobre este sentimiento (dije pensar, pero, ¿no es esa una manera de sentir cuya voz tarda más tiempo en hacer eco?). Me llega como la imagen de alguien sin la costumbre de fumar intentando consumir la última pitada de un cigarrillo mientras se esfuerza por contener su enfermedad, una tos fuerte, hemorrágica. Culpa de la forma de la cara, no lograría ver si lo que tiene en la boca está encendido o no, y a pesar de eso inhala. Había una braza; Dios. No queda cigarro. Siente el humo en los pulmones y no ha tosido, pero sabe, por su inexperiencia, que también puede toser cuando lo deja salir. Todo es riesgo.
 

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