...también dedicado con exageración a Ana
no cabía ni una gota. El viento
nunca notó el frío que estaba moviendo.
Chocaba contra nuestra piel pensativa
que no sintió que el viento hacía su trabajo.
No sé si hoy caminamos
como si no hubiera pasado nada.
Tengo mis dudas
guardadas
en un libro que te regalaría.
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