lunes, 13 de septiembre de 2010

Primero que nada, escribí el adjetivo; dudé. ¿Qué estaba haciendo? Fiel al idioma, lo golpeé con el codo derecho y puse en su lugar el sustantivo.
Lo monstruoso dejó lugar al cielo monstruoso. Las palabras en ese orden lo decían, estaba dentro del castellano una vez más, aunque pensara al revés.

2 comentarios:

Valentin Ibarra - (acertijo) dijo...

Cierto, a veces hay momentos que quiebran al lenguaje. Aunque este siempre termina siendo lo suficientemente flexible como para aproximarnos.
Pensar es difícil, cuanto mas explicar.
Saludos.

franco dijo...

Siempre hay médicos para remendar la quebradura del lenguaje, que nunca es en la nuca...
¿Qué queremos explicar? ¿Qué será eso?

 

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