viernes, 10 de septiembre de 2010

Había un sabor de labios que tensaba la cuerda del arco con el que cazaba liebres cada mañana. Solía pasar la lengua sobre esa parte crucial de su arma. Pensaba que muy bien podría dejarse arrojar como una flecha.

1 comentarios:

Nuria Barea dijo...

¡Que lo haga! Y que luego escriba.

 

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