Sobre querer otra cosa

¡Dios mío! ¿Por qué cuerdas puedo trepar hacia ti para estrellar mi cuerpo y mi alma contra tu indiferencia?
(Emil Cioran)

La carne debería desprenderse de los huesos solamente tras la muerte o en plena cirugía cuando se quiere seguir viviendo, no durante una vida apacible y mediante la vía horrenda de las malas noticias, no a causa de los datos que se reciben como picotazos de un pájaro que solamente conoce cánticos de extremaunción, baladas leprosas en violines a los que probablemente se les pueda encontrar una cuota de culpa en la melodía que vibran.

Otra cosa

-¿Qué es eso que cae de tus ojos?
-Agua, señor.
-Llámame vecino. ¿Sale agua de adentro tuyo?
-Se llama llorar, vecino, y me siento mal, quisiera que el agua viniera solamente de arriba o de abajo, no de adentro.
-Llámame amigo. ¿Y por qué lloras?
-Porque el sol no me deja ver otras luces, amigo.
-Comprendo. Ya no me llames. Partiré.

Definición

Alegría: el amor y los márgenes hablando el mismo idioma.

Confesión de una puerta

Cuando digo que "te quiero" puedo ver tu cara hermosa asomándose en el "te", en la proporción que me abraza a decirlo.

Soy una puerta

...a la parte esencial, el par de pestañas que besa

estás ahí
alegrándome

como una piedra sobre el piso
cuidando que no me cierre
para siempre

Morfología y pathos

La palabra "lejos" tiene un algo de plural que en momentos de nostalgia se siente individualmente...

Los puñales de la boca clavándose en las agarraderas
hasta que la sangre me separe. ¿Hay
algún número de lugares entre el deseo y su fondo
o es un infinito que a veces descansa?
En plena inclemencia soy el patio de mi león
y la comida y el escape de la comida
y todo el cuadro de la cacería repetido en sí mismo
para espantar la exactitud que no quiero.
Dice que no hay patio
y que todo lo que supera mis pasos me supera a mí
que gasto puñales rotos en la destrucción
delo que llora de impotencia cuando
ni siquiera con los gritos grito.

Vuelta a Cioran

"Quedarse solo con todo el amor, con el peso de lo infinito del eros; he ahí el sentido espiritual de la infelicidad en el amor, de forma que el suicidio no es prueba de la cobardía del hombre, sino de las dimensiones inhumanas del amor." (El Ocaso del Pensamiento, p45)

No es tan fácil asimilar teóricamente afirmaciones como esa con el nihilismo recalcitrante que atraviesa la obra del rumano, aunque casi podría quedarme solamente con éste fragmento y sacrificar los demás. Por sobre toda la nada que pueda descubrir o insertar detrás de cualquier conceptualización preexistente a él, la sensibilidad se termina imponiendo, y realmente hace tambalear sus demás embestidas anti-todo. Es como si al final de sus reflexiones quedara en "todo es nada, pero quiero amar, y ojalá no me hubiera deshecho teóricamente de las personas". Algo se resistió a su navaja.
Es una de esas pinceladas de lucidez que se me vuelven a aparecer y cada vez con mayor intensidad. Quedarse solo con todo el amor...

el círculo doloroso es eso,

quedarse sin esquinas
donde encontrarte jugando

Como juego de niños

cual mi casa al jardín,
te siento sin mirarte
(Juan Ramón Jiménez)

-En el amor entre un sano y un loco, ¿importa quién es quién? -preguntó, hermosura enharinada en cuerpo, mientras abrazaba a quien parecía corresponderle, sin que nadie arriesgara cuál era cuál.
La multitud no honró al silencio, ni a nada, salpicadura de indiferencia en lienzo de arena mojada y partida por el caparazón de un caracol que ya no vive, sino hasta dos generaciones más tarde, cuando, ya tiernos, ya escultura de plástico arrepentido, comentaron la historia a las crías de sus crías que navegaban el piso como oruguitas.

Mientras te hablo, querida

en realidad, me estoy muriendo por manosearte con la lengua.

Cuando el fruto de las manos de mi boca
sea una palabra
y esa señora ascienda y no caiga
aplastando mi nuca
voy a estar por un momento
satisfecho.

Me duele

Nuestro lingüista dolido decía que perseguía una vida alejada de los eufemismos en lugar de aceptar que estaba totalmente desesperado.

Me interesa la frase que empieza en "Las manos..."

Antes de contarlo podría disculparme, pero éste plantearme si hacerlo o no quita fuerza a la disculpa, y sin fuerza, sin ímpetu, sin un rastro de arrojo con la mirada clausurada y la energía puesta hacia adelante, ya casi nada me importa.

Las fechas están tan cerca que nadie podría construir un calendario tan enorme como para que no quepan en la mano de un recién nacido vivo, mientras que las carnes: al revés. Como repartidas para que no puedan ser recolectadas por nada ni nadie en el lapso de una sola vida, como una burla a toda la jaula de la inmanencia. Lo que duele es confundir por momentos esa distribución y pensar que el contacto es posible sólo si se abarca una franja temporal imposible de cubrir. Las manos se adhieren a los pies que desde atrás pisan la cabeza atada a los talones y dejan al cuerpo enroscado en la mayor indefensión, la del rostro que no puede esconderse.

Ezra Pound nos alertó sobre un "caso" que "no ofrece ningún adorno para la diadema de las musas". Veo en su insignificancia, en su incapacidad de decorar lo que ya es decorado, lo mismo que pasaría si siguiera empujando las palabras en este cuerpo. Quede así terminado.