martes, 27 de julio de 2010

Contra el calor que el cuchillo tomaba, clavado en su cuerpo, gritó, con la frente en alto y la sangre afuera:
-Sea, pero tu frialdad no salió ilesa. Desde hoy me sumo a quienes desde abajo empujan cada brote hacia arriba.






Fue inevitable escribirlo después de leer esto.

2 comentarios:

Ana Vázquez dijo...

Magnífico texto, me alegro de haber descubierto tu blog :)

franco dijo...

Muchas gracias. Me alegra que tu paso por acá te deje alegre.
Un abrazo

 

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