Un machetazo certero en la cabeza de mis alegrías, que no requieren la calavera puesta y viviente, pero igual experimentan un gran dolor a causa de la inesperada e irremediable pérdida craneana y auditiva, gustativa, olfativa y visual.
La tristeza está yo. En un papel me escribe, encerrándome en un resto podrido de árbol doblegado por herramientas humanas.
Sale a la calle, sosteniéndome, como quien no se anima a desprenderse el cuchillo del pecho porque lo siente necesario, y empieza a recitarme con una cadencia de fantasma llorón, de campo seco, con Reverendos que empiezan a aceptar que Dios ha muerto y por ende sienten el escozor de la libertad arrancándoles las pestañas.
Nada de esto es importante. Era alegre y entristecí. Dormía en una cama y ahora tengo insomnio adentro de la hoja donde me inscribieron. Si todo sale bien, toda esta historia no pasará de recuerdo anecdótico. Si todo sale mal, se eterniza.
1274 - Sobre la desidia
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¿Cuántas veces leí o dije que había que escribir todos los días y cuántas
veces preferí hacer otra cosa? El problema con el compromiso respecto a la
escrit...
Hace 7 años
2 comentarios:
Me entantó! , es lindisisisimo!! , Aiii , será que yo tmb me siento así! Cuidate querido. Estoy ,
¡¡¡¡¡EMOOOOOOOOOOOOO!!!!! =P
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