viernes, 12 de diciembre de 2008

Un machetazo certero en la cabeza de mis alegrías, que no requieren la calavera puesta y viviente, pero igual experimentan un gran dolor a causa de la inesperada e irremediable pérdida craneana y auditiva, gustativa, olfativa y visual.

La tristeza está yo. En un papel me escribe, encerrándome en un resto podrido de árbol doblegado por herramientas humanas.

Sale a la calle, sosteniéndome, como quien no se anima a desprenderse el cuchillo del pecho porque lo siente necesario, y empieza a recitarme con una cadencia de fantasma llorón, de campo seco, con Reverendos que empiezan a aceptar que Dios ha muerto y por ende sienten el escozor de la libertad arrancándoles las pestañas.

Nada de esto es importante. Era alegre y entristecí. Dormía en una cama y ahora tengo insomnio adentro de la hoja donde me inscribieron. Si todo sale bien, toda esta historia no pasará de recuerdo anecdótico. Si todo sale mal, se eterniza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me entantó! , es lindisisisimo!! , Aiii , será que yo tmb me siento así! Cuidate querido. Estoy ,

Anónimo dijo...

¡¡¡¡¡EMOOOOOOOOOOOOO!!!!! =P

 

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