viernes, 21 de mayo de 2010

“¿No notas en lo que escribo que anochece?”

(Miguel Ángel Bustos)


Hago con mis costillas una jaula para cada letra del recuerdo de tu nombre.

Si no puedo decirte, la palabra duerme, la dejo dormir.

Entonces ha pasado el cuerpo por tres etapas:

cuando imaginado: lo demás se oscurece

cuando se contorsionaba: fui nada

cuando desapareció: el tiempo se convierte en parasiempre, los dientes se trizan, codazos en los ojos, cardos por la nariz, etcétera.

Hay lugar para todo en otro planeta. No me olvido que soy de agua y voy a pedir que sea tarde cuando me hagan volver a ella.

3 comentarios:

Valentin Ibarra - (acertijo) dijo...

Es muy interesante esa noción de las cosmovisiones antiguas, del “océano primordial”, desde donde todo comienza a ser y hacia donde todo se dirige (una vez que se disuelve) la realidad que ha sido corrompida.

Además de un sentido amable de las alegorías fundacionales, es una clara muestra de la profunda relación que se tenía con el universo.
Saludos.

franco dijo...

Sí, es bonita. Y tiene vigencia incluso. ¿O qué es lo de tirar muertos al Ganges?

pio dijo...

los ojos en el horizonte
y el horizonte lejos

 

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