jueves, 25 de diciembre de 2008



Era ver contra toda evidencia
Era callar contra todo silencio
Era manifestarse contra todo acto
Contra toda lambida era chupar
Hay Cadáveres

Era: "No le digas que lo viste conmigo porque capaz que se dan cuenta"
O: "No le vayas a contar que lo vimos porque a ver si se lo toma a pecho"
Acaso: "No te conviene que lo sepa porque te amputan una teta"
Aún: "Hoy asaltaron a una vaca"
"Cuando lo veas hacé de cuenta que no te diste cuenta de nada
...y listo"
Hay Cadáveres
(Néstor Perlongher)

le dije a mi odontólogo
-¡señor
sáqueme la sierpe
que crece en mi dentadura vieja,
de ayer mismito,
y se come a sí misma
mientras duermo
y otros están despiertos
a mis espaldas trabajando
para que algo se me caiga encima!

él, muy preocupado por mi pasado
y no menos por mi porvenir
contestó automáticamente
-¿y vos creés
que en el futuro
no te van a crecer mitologías en la boca
si la gente sigue mintiendo sobre vos?

jamás lo había pensado,
ante la duda ataqué de nuevo
-señor, señor,
¿que usted no cree que ellos
se sosegarán un día
cansados de sí, y de mí,
y de alimentarse de esa manera,
y de verme con cosmogonías raras
bailando entre mis caries? ¿a usted
nunca le pasó esto?

asquerosamente cómplice
habló bajo, apenas suficiente para ser escuchado
-claro, claro, me pasó cuando amé,
aunque no mueva su boca,
que sacarle esta sierpre me está costando,
parece que se la metieron en la boca
quienes menos debían,
parece que fue alguien a quien usted valoraba
y valora
y se empeña en valorar.

-qué buen odontólogo el mío,
qué astucia, qué ingenio para las deducciones,
qué bárbaro, da gusto pagarle a usted,
¿cuándo vuelvo? ¿ante el primer mito
brillando en un colmillo le aviso?
¿su secretaria no podría visitarme a diario
en mi trabajo de morir de a poco
y fijarse ella si me está haciendo falta
una urdimbre dolorosa de estas
así yo pienso menos en mí?

-claro que no. usted vuelve
cuando el animal crezca,
o cuando el águila cansada
de buscarle el hígado y comerle la lengua
se enoje o cuando la piedra
que subirá y bajará por su garganta
se quede atorada por ahí
y su sísifo aproveche y se escape
o lo que sea, por ejemplo que su saliva
se convierta en agüita de lethe
y usted empiece a perder la memoria.
en ese momento usted vuelve. / acabo de terminar
le regalo una escama de su sierpe
para que conserve y sepa por lo que pasó
y unas más para que le lleve personalmente
a quien se la hizo aparecer en la boca.

-muchísimas gracias, qué atento,
qué tacto, qué buena idea.

salí del consultorio con una sonrisa
sin sierpe
y unas manos con escamas
a repartir, acá cerca nomás,
a quien corresponda.

el resto de la historia está escrita
y tirada al viento.
si alguien la encuentra
y sabe leer verá claramente
que no quiero conservar nada
de esta experiencia.

3 comentarios:

pio dijo...

Te fuiste al carajo.

Matías dijo...

hay un abismo entre escucharlo y leer chabal...

Anónimo dijo...

... pero lo conservarás; aunque no querás ls mitologías esas quedan en la boca agazapadas esperando el menor giro de la vida para salir por ahí...

 

Copyright 2010 Con la yema de la lengua.

Theme by WordpressCenter.com.
Blogger Template by Beta Templates.