viernes, 11 de diciembre de 2009

Mucho no importa:
Juramos nosotros con
Las iniciales del nombre/

que niega
la huella.

Al principio,
después nada

¡Krishnamurti, Krishnamurti!
Cae el telón
hasta la mitad.

Alguien todavía se asoma,
ya vendrá el tiempo de los aplausos
y los actores se quebrarán al medio
para devolver la ofensa.

1 comentarios:

franco dijo...

En un par de horas (vengo de viaje y quiero descansar un poquito) voy a leer ese fragmento. De todas formas, no tengo en muy buena estima al señor Krishnamurti. Lo mencioné, y de esa manera, como homenaje a Ionesco, que hace algo igual o muy parecido al final de La cantante calva. Es decir, de manera totalmente sarcástica.
En casa apareció, nadie sabe cómo, La libertad primera y última, de don Krishnamurti. Algún día lo leeré creo. Tiene hasta una declaración amorosa en una solapa y no sabemos de quiénes se trata. Avatares de los libros...
Saludos y gracias.

 

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