jueves, 30 de junio de 2011

esa noche naturalmente stanley hook se murió
antes les dio terribles puñetazos a las paredes de su cuarto en representación de sí mismo
(Juan Gelman)

Una rodilla me está pegando con la otra
(Enrique Jardiel Poncela)


No da el brazo a torcer. Gira. Presta
la nuca y el rabo para el cric
de la tira de vértebras contra la rodilla
del otro.

La posición erguida terminó,
con la moral, con la palabra,
con los cien metros llanos hasta el crimen,
aquella competencia sin empate posible.

De esa muerte nacen el monstruo y la intriga.

Nadie sabe cómo puede tener
tanta furia si
el eje quebrado de la espalda era
nada más ni nada menos
que la memoria,
cómo el horror
sobrevive al olvido.
 

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