miércoles, 15 de diciembre de 2010

Ayer no podíamos parar de llorar, y todo lo que teníamos era el baúl en el que guardamos las lágrimas y la llave con la que cerramos y que después tiramos a la mierda antes de ir a dormir pensando que hoy sería distinto.
Ahora estamos desconsolados, llorando, y nos quedamos sin nada.

6 comentarios:

Nuria Barea dijo...

Lo bueno de estar abajo es que puedes subir :)

franco dijo...

He ahí por qué el suicidio, si no es preventivo, es un absurdo. El melancólico Cioran lo notó y me lo enseñó jaja

Mateo De Luca dijo...

eso porque nunca viste el abismo...

franco dijo...

Insisto. Si ya lo viste y además te querés matar, cosa que no se sigue necesariamente de verlo, ya es tarde: ya lo viste.

V a v o dijo...

Yo vivo frente a un acantilado, todos los días lo veo, me acerco curioso incluso lo deseo a veces. Violentarlo con la velocidad que la gravedad me otorgaría, pero todo es un ejercicio espiritual. Si algun dia me matase sería surcandome las venas. Ahora bien, surcar, es casi como acantilar y todo acantilado es un abismo. Me complique ya. un abrazo.

franco dijo...

Uno de los poemas que no mucha gente leerá..

 

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