lunes, 11 de abril de 2011

Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
(...) y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de hallarse uno indispuesto.
(Fernando Pessoa)

Sostenía el cigarrillo con dos dedos y el humo con sus pulmones.
Enfocó la mirada hacia ese objeto, cambió el énfasis: generalmente era la nube la que concentraba su atención mientras se perdía en el aire, entre el aire, y no lo que se quemaba. Resaltado ante sus ojos frente al fondo borroso de su habitación descubrió por qué fumaba, por qué fumar.
Era en ese, en el momento en que se consumía, que el interés por todo lo demás era dejado aparte. Era otra manera de besar, de tener junto a los labios algo que se termina.

3 comentarios:

Mateo De Luca dijo...

quizá no es un simbolismo mal puesto, pienso

Nuria Barea dijo...

Bonita imagen.

María (Letras) dijo...

Creo que todo se resumen en la última oración. Muy bonito.

 

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