domingo, 30 de agosto de 2009

Un grupo de personas hablaban cerca del lugar donde habíamos estado. Escuché que decían esto:
-Se veía tan nervioso, agazapadamente nervioso, a lo mejor lo notó la que recién cargaba el bolso donde no debía.
-¿Entonces se dieron un beso?
-No, yo no diría asi. Más bien, él lo recibió.

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También el mismo título se podría usar para el siguiente texto:

Sonrió. Se sentía bien de no ser un ángel. Ya que tenía espalda, podía decir sin caer en la mentira que ahí atrás tenía algo con el nombre de ella escrito.

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Una más, una más:
(con un epígrafe diciendo lo siguiente Sugerencias para despertar, o Consejos acerca de lo que no debe hacer para no sentirse un idiota después de coincidir de labios)

No, señor, usted no haga esto. No llegue al punto de tener que cerrar el libro porque se dio cuenta de que su cabeza no está en el papel, sino en el olor de un local de ropa que se fue hace unas horas. Lo que no debe hacer es abrir el libro, no interrumpa con nada aquello en lo que pensaba.

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¡Ya sé! A lo mejor dentro de seis meses pueda decir: "hace dos estaciones que no hay beso".

1 comentarios:

Florencia dijo...

La multitud dispersa la concentración, eso también es culpa de internet y del reguetón.

Lo leyó tarde, o cuando ya había sido suplantado por otro arriba, que parecía que había acabado con la niebla. Pero es traicionera la pobre, o la guacha.
Lo leyó tarde, o después para no presuponer q el tiempo existe,
y se acordó cuando decía : estoy harta de las relaciones virtuales y de escribirle poemas a la gente, Bay quería que le escribieran un poema a ella y la ilusa se cree q lo consiguió.

 

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