martes, 30 de noviembre de 2010

Cada quince minutos me muerde un perro distinto. Soy como el perchero de un bar. Las polillas de cada alcohólico me comen durante unas horas hasta que alguna de mis partes sufre mucho y se llena el saco que colgaba de mí. Tampoco puedo contarte cada detalle. Después de todo, tenés sentimientos, no te puedo hacer sufrir así.

2 comentarios:

diana moreno dijo...

muy bonito el fragmento, y muy amargo. un blog muy interesante, saludos.

franco dijo...

Muchas gracias por el comentario y sobre todo por la lectura.
Un abrazo y será siempre bienvenida por estos sitios.

 

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