sábado, 26 de mayo de 2012

El 'sentido' es algo tan extraño. Hay quienes dicen que no podrían soportar una vida que no tuviera sentido, y cuando pensamos en qué tendría de distinta una vida con sentido de aquella que carece de él caemos en la bufonada wittgensteiniana de tener en frente dos cosas que son distintas solamente porque no son la misma. Es como sumarle el cero al uno. Distinto es garabatear números o colores alrededor, dotando la cifra de un adorno arbitrario, caprichoso, soberano en su autoridad indelegable. El sentido, por lo pronto, parece una suposición más. Algo que se agrega cuando el deseo de fondo es meramente agregar, y el miedo a agregar algo sensual obtura la pasión creadora. El sentido es la solemnidad con la que se pretende decorar la fuga y que, como la armadura de Goliat, lamentablemente obstaculiza el movimiento.

1 comentarios:

G. Priego dijo...

En ocasiones, mejor dicho, en épocas de mi vida, no le encuentro sentido a nada, tampoco intento buscarlo, me deja esa inequívoca sensación de que me estoy perdiendo a mí. Lo que me hace pensar en Camus, y todo el sentido de perderse para encontrarse. Cuando creo haber retomado el sentido, no sé si es cierto o es otro nivel de absurdismo.

 

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