viernes, 22 de abril de 2011

El paso del tiempo abre en mí interrogantes de la misma manera que alguien parte al medio un durazno y tira al piso el carozo.

miércoles, 20 de abril de 2011

quedó sin ojos:
los perdió

cuando su mirada
bajó desde la cara al sexo,
ambos adelante suyo

como el hueco donde los enterró,

como el epitafio,
donde decía que habían sido débiles,

de carne roja.

lunes, 11 de abril de 2011

Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
(...) y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de hallarse uno indispuesto.
(Fernando Pessoa)

Sostenía el cigarrillo con dos dedos y el humo con sus pulmones.
Enfocó la mirada hacia ese objeto, cambió el énfasis: generalmente era la nube la que concentraba su atención mientras se perdía en el aire, entre el aire, y no lo que se quemaba. Resaltado ante sus ojos frente al fondo borroso de su habitación descubrió por qué fumaba, por qué fumar.
Era en ese, en el momento en que se consumía, que el interés por todo lo demás era dejado aparte. Era otra manera de besar, de tener junto a los labios algo que se termina.

martes, 5 de abril de 2011

Me arranqué un músculo entero del brazo izquierdo, porque no me daba cuenta de lo que hacía.
(Lautréamont)

a su nombre
cada día le faltaba una letra
(Susana Arévalo)


Cada paso tenía algo de quiebre. Perdía el equilibrio cuando algún pedazo muy grande se le desgajaba del torso, pero de inmediato se incorporaba con una sacudida, método aprendido con el tiempo. Sabía muy bien que su traslado desmentía la condición misteriosa de toda cacería en base a la persecución de las huellas, impuesta por la regularidad que guardan entre sí las pisadas de la especie. Lo descartado adornaba el testimonio de su trayecto. Su ubicación era constantemente delatada por la falta de consistencia de sus miembros.
Harto ya de no poder escaparse, pidió angustiado si podrían recoger los restos que él dejaba y desparramarlos por la ciudad al azar durante una semana. Accedieron. Una propuesta innovadora, por más idiota que sea, topa necesariamente con acólitos dispuestos.
Nadie negó que la tarea fue divertida y que en el lapso de siete días la rutina perdió su capacidad de aplastar, pero la costumbre también pesa: quisieron saber, de nuevo, dónde estaría localizado. Interrogados en asamblea todos y cada uno de los que habían barajado las carnes, la conclusión fue terrible. El único trazo que tenía fin estaba junto a un hueco tapado.
La gran mayoría decidió no desenterrarlo para continuar jugando. Perseverar hubiera significado obsesión, y ya quedó demostrado que eran gente sana.

incendiar la pregunta no logra la respuesta
pero quema

la hilera de pozos
se llena de muertos dueños de una ansiedad
que hace crecer el pasto
que sostiene las cruces
ya no por el dios del libro, sino por pura obstinación

el gran derrame de vida
¿se dirige a alguna parte?

sábado, 2 de abril de 2011

2 de abril: pan y circo polemológico. Malabares con las manos mutiladas, uniciclo de la mira telescópica del francotirador, batalla naval con carne y hueso y gente que llora, hurra, fiesta de disfraces con invitados tales como el general, el sacerdote, el funcionario, el millonario, el civil uniformado cuando le conviene y el civil muerto que podría haber vivido si a otro no se le ocurría disfrazarse del asesino, y de copetín los huérfanos jugando al carnaval carioca con sus spray de sangre saltando para cada rincón. ¡Un aplauso! ¡Un gran acto para los aplausos!
 

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