Yace, pace o nace a veces en un reco-veco particularmente oculto bajo la sombra escondida de un peligro un escritorio sobre el que nadie escribe un escritorio que está furioso furioso como toro recientemente castrado o como la vaca, por la castración del toro
el escritorio furioso se aferra como sierpe a la idea o utopía de recibir caricias del grafito de un lápiz poemático pero quien debería hacerlo está muy ocupado todavía masticando la pena que le quitaría la blancura de las hojas que quitarían la furia del escritorio furioso
que espere, quietito, como en clausura en medio de libertinos, envidiando, que todo dolor en cuerpomente sensibles acaba acariciando la espalda preciosa de escritorios furiosos que tanta falta hacen
-¡Pido que se me explique urgentemente por qué me entristece tanto saber que las personas no son impredecibles! -gritó en medio de la mugrienta multitud que, casualmente, dio en escuchar la exclamación de quien parecía solamente un joven despeinado capaz de nada.
Al unísono se escucharon voces confundidas como si estuvieran sincronizadas atómicamente: -Nadie te puede dar tamaña respuesta.
Sacudido por temblores provenientes de atrás de los huesos, el castaño mozalbete entendió que el reluciente filo de un elemento punzocortante servía para eliminar fatalmente todas las dudas si se lo empleaba de la manera adecuada. Después de ver el charco de sangre y la pila de carne inmóvil, la multitud comprendió que ya nadie quedaba en el mundo capaz de hacer preguntas de esa clase, ya no.
Tengo así como un aire, un airecito que trepa por mi cuerpo, que me escala el cuerpo
Es casi una nube no blanca que no surca el cielo sino mi cuerpo no celeste ni perfecto
Es infinita o no le conozco la parte de atrás. Siempre sube, siempre desde abajo sube esta nube, es decir, a contramano de la gravedad
Se estaciona entre mi cara y eso que nadie toca, pero, según algunos, piensa en mujeres locas que nunca se ocupan de calmarme
La nube y la letra jota siempre me hacen lo mismo: se me instalan sin aviso ni permiso donde ya dije causando todo tipo de secretos sentimientos, por ejemplo, la caída indigna, torpe y descuidada de estos versos
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