jueves, 26 de noviembre de 2009

El pelo de mi imaginación
sube a tu cuerpo, corazón, esta idea
es la lengua que te moja, es la órbita
de las pestañas
que protegen alguna pausa para los ojos
o para lo que ves, parada en tu horario, es también
mis vocales que te llegan consonantes, porque abro tan poco la boca
solamente para vos, parado en mi vestuario, en mi rincón,
salpicándome las órbitas, mojadas por tu lengua
salida de una idea, vaya locura del buen gusto
y caricias alejadas y te quiero aparecé devolveme las pausas, gracias,
todo esto es tan raro, tan raro como aliviador.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Poder: si no me gusta la forma de tus labios, te cortás un dedo y me lo dejás por abajo de la puerta.

martes, 3 de noviembre de 2009

¡! ¿Sabés qué es lo peor? Que pensarte todo el tiempo, haciendo llegar tarde el parpadeo de día o quitándole los caramelos de la boca de la noche de cada día de la semana de la escalera del año a los sueños, burlándome de una pesadilla en la que se muere mi hermana -nunca pude olvidar eso, es más, después, mucho tiempo después, no tengo idea cuánto, soñé con que me llamaba por teléfono y hablábamos yo llorando y ella con una voz preciosa, aunque muerta-, en fin, dejando de lado todos y cada uno de los rincones mirando el rincón que me ofrece el universo y la perversión del pañuelo que lleva siempre colgando del cuello justo encima de la piel reseca de teorías, estoy demasiado cerca de volverme loco.

¡! Si mañana te viera adelante mío y con el piso abajo de los pies, no tendría manera de distinguirte. ¿Se te ocurre que me tocarías? ¿Y cómo sé yo que el tacto no puede alucinar? ¿Que un vecino me diría que por primera vez tiene ganas de saludarme, y que no le caen mal mis altibajos emocionales, siempre seguidos, siempre, de algún exabrupto, no vale la pena aclararlo? Puede ser la imaginación del oído, un mensaje que quiero que llegue y nunca llega, y desde al lado de mi casa sacuden bolsas llenas de no sé qué cosa será eso desagradable que inunda el patio desde el que miro el cielo a ver si alguna vez se te ocurre caer justo cuando tengo listos los palos frágiles que me salen de los hombros y de donde crecen uñas todo el tiempo y tengo miedo de que sean tan pesadas que me hagan caer y me lastimen más que. Con todos los sentidos lo mismo.

¡! Ni siquiera puedo saber si tengo miedo de volverme loco o ya me volví loco y el miedo es a otra cosa, o a notar cómo estoy ahora. ¿Por qué escribo, sos capaz de decirme por qué escribo?
 

Copyright 2010 Con la yema de la lengua.

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