martes, 30 de diciembre de 2008

El fantasma de la libertad siempre llega con un cuchillo entre sus dientes.
Disparar a la carne es el punto alto de la opresión social.

Todas las piedras sacadas del pavimento y lanzadas a los escudos de la policía o a escaparates de los templos de la comodidad; todas las botellas inflamables dibujando órbitas bajo el cielo de la noche; todas las barricadas erigidas en las calles de la ciudad, separando nuestras áreas de las suyas; todos los cubos llenos de basura de una sociedad consumista que las llamas de los disturbios transformaron de nada a algo; todos los puños levantados por encima de la luna; ésas son las armas que dan carne y poder real, no sólo a la resistencia, sino a la libertad también. Es este sentimiento de libertad que sólo merece apostar por él en estos momentos: el sentimiento de las mañanas olvidadas de nuestra infancia, cuando todo podía pasar porque era nuestra, como seres humanos creativos, que se han despertado, no los futuros humanos-máquinas productivos de la subordinación, el entrenamiento, el trabajador alienado, el propietario privado, el hombre de familia. Es el sentimiento de enfrentarse a los enemigos de la libertad - no temerles nunca más.

Así que, todos los que quieran ocuparse de sus negocios, como si nada pasara, como si nada hubiera pasado nunca, tienen serias razones para inquietarse.

El fantasma de la libertad siempre llega con un cuchillo entre los dientes, con violencia para romper cada cadena que reduce la vida a una miserable repetición, útil para que las relaciones sociales de dominación se reproduzcan. Desde el sábado 6 de diciembre ninguna ciudad en este pais funciona con normalidad: no hay terapias de ir de compras, no hay carreteras libres para ir a nuestros puestos de trabajo, no hay noticias sobre próximas iniciativas de reestablecimiento del gobierno, no se da ese despreocupado zapping entre estilos de vida de los shows televisivos, no hay vueltas nocturnas alrededor de la plaza Syntagma, etcétera Estas noches y días no pertenecen a los propietarios de las tiendas, los comentaristas de televisión, los ministros y los policias. Estas noches y días pertenecen a Alexis!

Como surrealistas, hemos estado fuera en las calles desde el primer momento, juntos con centenares de rebeldes y otra gente expresando su solidaridad, porque el surrealismo nació del respirar de la calle y no tiene intención de abandonarlo. Después de la masiva resistencia a los asesinos del estado, el aliento de la calle es incluso más caliente, incluso más hospitalario e incluso más creativo. Proponer una dirección para este movimiento no nos corresponde a nosotros. Sin embargo, aceptamos toda la responsabilidad por la lucha común, porque es una lucha por la libertad.

Sin ser obligadxs a aceptar con cada expresión de tal fenómeno masivo, sin ser partidarios de la violencia ciega o la violencia por la violencia, consideramos la existencia de este fenómeno correcta.

¡No dejemos que este inflamable hálito de poesía se calme o muera!

Convirtámoslo en una utopía certera: ¡la transformación del mundo y la vida!

¡No hay paz para la policía y sus dirigentes!

¡Quién sea que no entienda la rabia puede simplemente callarse!

Grupo Surrealista de Atenas, 2008


Grecia: ahora nos van a escuchar a nosotros

(AW) Texto de un manifiesto de los Jóvenes Griegos distribuido en un barrio de Atenas en los días de rebelión.

Basta ya.
Buenos Aires, 17 de diciembre de 2008 (La Haine).- Les escuchamos cada día en los noticieros de la tele. Declaraciones, contra declaraciones y después comentarios y todo lo demás para lo que ustedes llaman nuestra información "objetiva".

Basta ya.

Ahora nos van a escuchar a nosotros.

Somos la generación de los 400 euros. De los programas "stage" del organismo de empleo, del trabajo flexible, de la eterna capacitación (siempre con nuestros gastos), de la precariedad, de la carestía, de los dos diplomas que no sirven para nada. De la eliminación de nuestros derechos laborales, de nuestra humillación por parte de patrones, políticos y los demás.

Somos la generación que la encierran en escuelas, intentando meter en nuestras cabezas sus nacionalismos, sus prejuicios, su lujuria por la patria, su mentira, su subordinación.

Somos los chavos que humillan y provocan los antidisturbios, los policías secretos, o los guardias especiales y todos los demás policías que hizo su democracia (y puso por todos lados como otro ejército de ocupación) cuando nos encontramos en su camino, sus objetos diarios de su abuso del poder.

Somos los heridos de las marchas de los estudiantes y de los alumnos, nuestras cabezas fueron golpeadas contra el asfalto, nuestra dignidad fue eliminada bajo sus botas, nuestras manos fueron quebradas por los toletes, nuestras caras fueron machacadas por sus puñetazos, nuestros pulmones todavía contienen los gases que nos echaron, que están prohibidos según acuerdos internacionales. Moriremos prematuramente porque no estuvimos de acuerdo con las leyes que nos están robando la vida. Somos los detenidos que nos arrastramos en juicios por años, Panagiotis que llevaba zapatos de un color equivocado y se quedó 40 días en la cárcel, Dimitrios Augustinos que pasó por el lugar equivocado en el momento equivocado, los 50 heridos en el hospital Evangelismos el día 8 de marzo de 2007.

Nosotros incendiamos sus bancos. Nosotros nos enfrentamos con la policía. Nosotros destruimos la paz social que están construyendo día y noche lavando el cerebro de los ciudadanos para que obedezcan y se callen. Nosotros seguimos iluminando las noches frías que nos trajeron. Nosotros seguimos ensuciando las paredes con consignas que aunque sus ojos vean nunca llegarán a sus oídos. Nosotros nos vengamos por Alexis en las barricadas el sábado que los buenos ciudadanos burlaban otra vez sus conciencias de la violación semanal. No es que nuestras palabras sean crueles. Cruel es su realidad. Alexis fue la gota que hizo desbordar el vaso. Cada noche va a ser de él de aquí en adelante.

Se acabaron sus noches tranquilas.

Péguennos, échennos gases, deténgannos, tírennos balas de goma como las que llevan tirando desde el sábado, apúntennos con sus pistolas o den tiros al aire (¿o a nosotros tal vez?). Alisten al paraestado, como están haciendo ahora en Patras o a esos periodistas siempre dispuestos, la mano larga real del poder. A Pretenteris, Evangelatos, Triantafilopulos, Kapsis, Tremi, Pavlopulos, Papajelas. Y a todos los demás. De ellos depende su éxito. Escondan las imágenes de la brutalidad policial, tapen los escándalos que apestan, aprueben sus medidas antipopulares con "consenso social".

El lunes en Atenas pusieron a sus agentes a destruir los pequeños comercios. Nosotros los vimos saliendo de las filas de la policía. Hay incluso fotos. Las van a ocultar ellas también, con mucho éxito. Ya sus papagayos, después de los primeros disturbios, repiten bien los que ustedes les enseñaron.

El martes no respetaron ni siquiera el funeral de Alexis. Mandaron a los antidisturbios a su funeral para provocar a niños de 15 años. Tiraron gases lacrimógenos y detuvieron a niños. Ustedes profanaron al mismo chico que asesinaron.

¡Ya basta con las mentiras! No somos los encapuchados ni los conocidos-desconoci dos. Somos muchos y estamos furiosos. Ya paren de repetir tonterías. Desde Komotini hasta Janiá, de norte a sur nuestra rabia se desborda. Cayeron con todos los medios que su monstruoso poder dispone a eliminarnos. Con toletes, balas, lacrimógenos, medios de comunicación masiva, provocaciones, paraestado.

No tenemos ilusiones. No tenemos ninguna esperanza. Por eso somos peligrosos.

No nos nos hacemos ilusiones que van a tomarlo todo eso en cuenta. Todos los días entierran nuestros gritos en su mentira.

Adiós. Nos van a ver desde sus sofás en sus televisiones.

"Historia ahí vamos. Mira arriba hacia el cielo."

AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH
que la desesperación decida

tengo tu segundo nombre atragantado entre las pupilas
mil de mis miserias comentan cuánto es mi amor sin que nadie las escuche, son poetas
el tumor cerebral que tengo en el pecho crece a diferencia del pecho que ni se comprime de abrazos
mi cielo está nublado y no llueve nunca. lluevo yo y te saludo como si nada para que no veas mi cara
cara... cara... como si esta parva de músculos y huesos adornados de piel suicida fueran una cara
cuando camino con la luz en la espalda piso mi sombra como si pisara mi vida y la satisfacción que me genera es igual a la insatisfacción
tengo un montón de árboles acribillados, digo libros, que cuando me enamoro escuchan el goteo de sus significados y sentidos chocando contra el piso y la tierra que no los quiere absorber por ser feos como Sócrates
el miedo a la oscuridad fabrica lámparas
la carencia de este amor me fabrica a mí.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Esa mujer suspira y
me hace latir. Dice
que ella nada quiere*. Justamente
como yo que amo la nada
y a ella ahora que no la tengo
y como no sé si suspira
tengo dudas acerca del latir
del corazón propiamente aplastado,
o del encuentro que diría
tantas cosas, que me hace saber
que desconozco tantas cosas
por todo lo que me va a decir
cuando nos encontremos y ojalá
pase algo, por ejemplo, que ella suspire.

*decía ama en el borrador

jueves, 25 de diciembre de 2008



Era ver contra toda evidencia
Era callar contra todo silencio
Era manifestarse contra todo acto
Contra toda lambida era chupar
Hay Cadáveres

Era: "No le digas que lo viste conmigo porque capaz que se dan cuenta"
O: "No le vayas a contar que lo vimos porque a ver si se lo toma a pecho"
Acaso: "No te conviene que lo sepa porque te amputan una teta"
Aún: "Hoy asaltaron a una vaca"
"Cuando lo veas hacé de cuenta que no te diste cuenta de nada
...y listo"
Hay Cadáveres
(Néstor Perlongher)

le dije a mi odontólogo
-¡señor
sáqueme la sierpe
que crece en mi dentadura vieja,
de ayer mismito,
y se come a sí misma
mientras duermo
y otros están despiertos
a mis espaldas trabajando
para que algo se me caiga encima!

él, muy preocupado por mi pasado
y no menos por mi porvenir
contestó automáticamente
-¿y vos creés
que en el futuro
no te van a crecer mitologías en la boca
si la gente sigue mintiendo sobre vos?

jamás lo había pensado,
ante la duda ataqué de nuevo
-señor, señor,
¿que usted no cree que ellos
se sosegarán un día
cansados de sí, y de mí,
y de alimentarse de esa manera,
y de verme con cosmogonías raras
bailando entre mis caries? ¿a usted
nunca le pasó esto?

asquerosamente cómplice
habló bajo, apenas suficiente para ser escuchado
-claro, claro, me pasó cuando amé,
aunque no mueva su boca,
que sacarle esta sierpre me está costando,
parece que se la metieron en la boca
quienes menos debían,
parece que fue alguien a quien usted valoraba
y valora
y se empeña en valorar.

-qué buen odontólogo el mío,
qué astucia, qué ingenio para las deducciones,
qué bárbaro, da gusto pagarle a usted,
¿cuándo vuelvo? ¿ante el primer mito
brillando en un colmillo le aviso?
¿su secretaria no podría visitarme a diario
en mi trabajo de morir de a poco
y fijarse ella si me está haciendo falta
una urdimbre dolorosa de estas
así yo pienso menos en mí?

-claro que no. usted vuelve
cuando el animal crezca,
o cuando el águila cansada
de buscarle el hígado y comerle la lengua
se enoje o cuando la piedra
que subirá y bajará por su garganta
se quede atorada por ahí
y su sísifo aproveche y se escape
o lo que sea, por ejemplo que su saliva
se convierta en agüita de lethe
y usted empiece a perder la memoria.
en ese momento usted vuelve. / acabo de terminar
le regalo una escama de su sierpe
para que conserve y sepa por lo que pasó
y unas más para que le lleve personalmente
a quien se la hizo aparecer en la boca.

-muchísimas gracias, qué atento,
qué tacto, qué buena idea.

salí del consultorio con una sonrisa
sin sierpe
y unas manos con escamas
a repartir, acá cerca nomás,
a quien corresponda.

el resto de la historia está escrita
y tirada al viento.
si alguien la encuentra
y sabe leer verá claramente
que no quiero conservar nada
de esta experiencia.

martes, 23 de diciembre de 2008

arrancarse la piel y dejarla estirada
al sol
secándose

si da frío
acurrucarse
y cubrirse
con lo que se dejó atrás

aunque todos saben que no siempre se deja atrás algo que se desprende de uno, porque, claro, eso implicaría que uno avanza, y que lo que se mutiló no lo hace, o bien sí, pero a menor velocidad. de todas maneras, algo está quieto hasta que se mueve, o se mueve despacio hasta que acelera, y siempre el desprendimiento puede terminar pasándote por arriba.

domingo, 21 de diciembre de 2008

-¿Sabés? Me puse una piel arriba de la piel, para esconderme de algunas cosas que me dan miedo.
-¿Y qué se siente?
-Y... las dos duelen.

*el título podría haber sido duplicadolor

miércoles, 17 de diciembre de 2008

ahora resulta que no me encuentro

que mutilado cronométricamente por el
desasosiego impuesto a base de goces que no
podían ser no me encuentro

¿dónde estoy
si todas las realidades son mentira
y en el catálogo de mentiras
no está mi realidad?

domingo, 14 de diciembre de 2008

para leerte cuando mi cuello
deje de ser un imán
para las manos de otros,
de sus apretones

mirando para ayer
encuentro dónde apareciste
o la noche en la que bailabas de lágrimas
y te metiste por mí.

los párpados sin vos
todavía dudaban. el aire
sin vos era la piedra de la montaña
que se deja subir para caerse
y Sísifo lubrica el camino
con esperanzas como las que yo tenía.

¿dónde te escondo ahora
que escaparte de mí te aburrió?
¿dónde me escondo ahora
que nada de vos me aburre?

viernes, 12 de diciembre de 2008

Un machetazo certero en la cabeza de mis alegrías, que no requieren la calavera puesta y viviente, pero igual experimentan un gran dolor a causa de la inesperada e irremediable pérdida craneana y auditiva, gustativa, olfativa y visual.

La tristeza está yo. En un papel me escribe, encerrándome en un resto podrido de árbol doblegado por herramientas humanas.

Sale a la calle, sosteniéndome, como quien no se anima a desprenderse el cuchillo del pecho porque lo siente necesario, y empieza a recitarme con una cadencia de fantasma llorón, de campo seco, con Reverendos que empiezan a aceptar que Dios ha muerto y por ende sienten el escozor de la libertad arrancándoles las pestañas.

Nada de esto es importante. Era alegre y entristecí. Dormía en una cama y ahora tengo insomnio adentro de la hoja donde me inscribieron. Si todo sale bien, toda esta historia no pasará de recuerdo anecdótico. Si todo sale mal, se eterniza.

martes, 9 de diciembre de 2008

La arena, que a la distancia reflejaba el sol y brillaba como el sol, bajo los pies era casi un sueño, a la vez que me hacía sentir miedo de que mi sombra se fuera por los huequitos entre grano y grano.
Estiré el brazo como buscando fuerzas, di unos pasos de envión, y justo a último momento cambié de idea.

Me desvestí con una tranquilidad que buscaba contrarrestar al menos un poco los temblores de quien conoce lo que le espera.
Desnudo, miré hacia un costado y después hacia el otro, como si quisiera acariciar el horizonte con los ojos antes de terminar de perderme.
Dejé la botella con el mensaje adentro, a un costado de la ropa, y salté yo al agua.

lunes, 8 de diciembre de 2008

¿Por qué la tristeza es exagerada? Porque aunque no fuera tan grande, nadie se podría olvidar de ella.

domingo, 7 de diciembre de 2008

En cada pared hay instrucciones sobre la vida escritas en letras diminutas, como si el bromista posiblemente ya muerto que las hizo se burlara de que todos acá somos cortos de vista. Mi única posibilidad de avistaje en este momento -estoy atado de pies a cabeza, con la mirada dirigida por otra persona en una sola dirección- es esta ventana. ¿Qué vale una ventana? Marco de hierro y una hoja de vidrio. Trabajo asegurado para un par de esclavos con cadenas tan resistentes que toda su vida los van a mantener bajo el mismo yugo. Todas mis posibilidades de libertad óptica.
Me desato siguiendo atado, escapo con la imaginación sin escapar, hago una bola de nieve a la que falta nieve, y le tiro todo mi capital helado a una hermosura que nada de culpa tiene por mi incertidumbre respecto al amor.
¿Y qué decir de la esperanza, que evidentemente no es danzar mientras se espera un milagro? En mí es insignificante como los colmillos de marfil de los elefantes para los elefantes, que reciben un tiro en la frente por los mismos. Me pregunto si ese instinto tan particular de éstas bestias tiene detector de plomo, si mueren donde deberían morir o se equivocan de vez en cuando, por sorpresa o descuido.
Por momentos me siento tan pesado como si estuviera a punto de hundirme hasta el fondo del planeta. No sé si eso no pasará algún día. Por las dudas siempre llevo una bolsita inflada en el bolsillo. Para respirar unos segundos extra si me pasa eso, y para asfixiarme con la misma cuando se haya agotado el aire.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

De una herida en un pecho con un hueco caen gotas de sangre. Después de mirarlas bajar y bajar de ese cuerpo inmóvil colgado a unos cuidadosos tres metros de altura me decido a poner la mano bajo los pies, en el lugar por donde seguirían las gotas ya en el aire, más rápido, en un descenso precipitado, como si sintiera miedo de que al golpear con el piso se trizara la sangre que robaba mi atención en ese entonces. De repente el estremecimiento de sentir sangre de otro entre los dedos. Un segundo retorcerme al ver cómo ésta rebota rojamente y empieza a volver a la herida, escalar por las piernas todavía tiesas, retornar al cuerpo que había abandonado como la vida lo había abandonado. A la distancia se divisa acercándose una escalera de madera que se ubica donde antes estaba el aire entre las suelas y el pasto. El cuerpo, ya recuperada la sangre y tapiado de piel el hueco, comienza a temblar para todos lados hasta quedar quieto, sonriendo. El nudo se deshace solo, la soga vuelve a limpiarse y queda reluciente (aparentemente fue comprada para esto y no fue casualmente elegida entre los objetos del garage). Las marcas en su cuello, otrora oscuras como la noche, amanecen.
El hombre baja los escalones sin decirme ni una palabra, y sale caminando, muy decidido, como si recordase a alguien más.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Agarremos el llanto
del cuello
y ahorquémosle el preludio
 

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